Para que los tulipanes broten y florezcan requieren pasar por un periodo de frío. Lo podemos hacer plantando los bulbos en el jardín a finales de otoño o principios del invierno (en el hemisferio norte entre finales de octubre y diciembre) o dejándolos durante algunas semanas en la nevera para después plantarlos en el jardín o en una jardinera. Ya que los inviernos en la sierra de Madrid son lo bastante fríos hemos decidido, como cada año, ponerlos en el jardín.
Es muy fácil, sólo hay que tener en cuenta un par de cosillas:
- Plantar los bulbos con la orientación adecuada, esto es con la parte más estrecha, por la que saldrá el tallo, hacia arriba.
- Abonar la tierra donde plantamos los bulbos, ya que los tulipanes absorben bastantes nutrientes.
- No aplastar demasiado la tierra. No se trata de una planta que acabamos de trasplantar sino de un bulbo que debe abrirse camino a la superficie.
Esta hoja suelta pertenece a un tulipán joven y pequeño que no va a desarrollar flor (primavera) |
Cuando recogimos los bulbos de los tulipanes el verano pasado, vimos como de algunos bulbos podíamos separar con facilidad otros bulbos considerablemente más pequeños, "bulbos hijos". Estos bulbos no van a dar lugar a grandes, fuertes y floridos tulipanes ya que no tienen capacidad para desarrollarlos, sin embargo, y para que en primaveras posteriores sí que puedan florecer debemos plantarlos también ahora. No van a convertirse en bulbos grandes y gordos estando fuera de la tierra. En la próxima primavera algunos de estos bulbos "hijos" no van ni a germinar y algunos otros van a dar una o incluso dos hojas pero no una espiga de la que salga una flor. Hay que tener en cuenta esto si no queremos que aparezcan hojas de tulipán sin flor sueltas en nuestro jardín, por lo que lo más aconsejable es poner estos bulbos bastante cerca de otros que ya sean lo suficientemente grandes como para desarrollar un tulipán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario