De nuevo han salido más setas en nuestro jardín, en esta ocasión de la misma familia que los Champiñones, la familia Agaricus. Aunque no es la misma que podemos encontrar en los supermercados (Agaricus bisporus) también es comestible. Las hemos identificado de la siguiente manera y gracias a la clave micológica.
Para empezar sacamos la seta del suelo sin cortarla con navaja sino tirando levemente de ella al mismo tiempo que giramos el pie de la seta sobre sí mismo como si lo enrolláramos. Así conseguimos sacarla entera y observar que no tiene volva (el pie es casi cilíndrico y liso, no tiene un abultamiento notable en la parte más baja). El pie de nuestra seta es esbelto, algo más grueso en la parte baja y de color blanco.
Giramos la seta para ver si tiene láminas y para nuestra sorpresa no las vemos, pero tampoco vemos los típicos poros a modo de esponja de los Boletus. Por tanto decidimos separa el sombrero del pie y después con cuidado tiramos un poco de ese velo que está colgando del sombrero y que cubre la zona donde esperamos ver las láminas.
Exactamente debajo del velo encontramos láminas de color blanco crema. El velo que le hemos quitado a la seta es lo que más adelante se desprendería y quedaría colgando en forma de anillo entorno al pie de la seta. La función del velo es la de proteger a las láminas cuando todavía la seta no ha madurado. Hay que procurar recoger las setas cuando han madurado ya que las claves micológicas están diseñadas para identificar setas maduras y si las recogemos antes de tiempo es más fácil confundirnos en la identificación. Por ejemplo en este caso podíamos pensar que la seta no tiene anillo, pues no lo vemos. Hay que diferenciar entre el velo, que como ya hemos dicho cubre las láminas; de la cortina, que cubre la totalidad de la seta hasta el pie y la envuelve.
Por tanto hasta ahora sabemos que esta seta no tiene volva ni cortina pero si tiene velo, es decir, que si que tendrá anillo. Seguimos nuestra clave y llegamos al punto en el que necesitamos conocer el color de las esporas. Para ello dejamos la seta sobre una cartulina con las láminas hacia abajo. A veces, no en este caso, es difícil observar las esporas aun dejándola bastante tiempo en esta posición o incluso metiendo el pie en un vaso de agua tibia. Suele ocurrir en setas viejas. En estos casos podemos saltarnos este paso de la clave e ir comparando todas las posibles opciones de familias de setas que aparecen en el paso siguiente, es decir, buscaríamos las familias de setas a las que nos lleva la clave si nuestra seta tuviera las esporas blancas y comprobaríamos si encaja con nuestra seta y haríamos exactamentelo mismo con las opciones que aparecen si las esporas fueran negras, ocre o pardo-violáceas.
En nuestro caso las esporas son de una tonalidad parda. A veces es difícil diferenciar entre el pardo y el ocre y entonces está bien comprobar ambas opciones a las que nos lleva la clave. Seguimos la clave a partir de las esporas pardo-violáceas. Toca ahora diferenciar en función de las láminas. En nuestro caso las láminas son libres, no están adheridas unas a otras. En concreto, las láminas de la seta que ahora nos ocupa son blanquecinas, cortas, numerosas y libres, pues podemos pasar los dedos sobre ellas y separa unas de otras como si de un cepillo se tratara.
Llegamos a la conclusión de que nuestra seta pertenece a la familia Agaricus. Pasamos a la sección del libro dedicada a dicha familia y vamos comparando nuestra seta con las que en el libro se describen. Al raspar el sombrero de nuestra seta aparece en la zona raspada un color amarillo limón no demasiado intenso. Hay que evitar la confusión con Agaricus xanthodermus, que es tóxica y que también se tiñe de amarillo al raspar aunque de forma mucho más rápida e intensa y además huele mal. Nuestra seta es Agaricus arvensis, que suele crecer en jardines, praderas y bordes de caminos.
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