Los jacintos van a dar racimos de colores y perfume intenso.
Los hay blancos, rosas, azules, amarillos, etc. A los jacintos no hay que
regarlos ya que por la época en la que salen, cuando aún hay lluvias recurrentes, no necesitan
ningún cuidado a este respecto. En caso de tenerlos en maceta hay que tener la precaución de no
regarlos en exceso ya que los jacintos son bulbosas muy sensibles al exceso de humedad y pueden
pudrirse. Cuando nos pasamos con el riego las hojas adquieren un tono
amarillento muy delatador. Les gusta el sol y en su ausencia el tallo va a
crecer más, buscando los rayos del sol y quedando el jacinto demasiado estirado,
con poca fuerza y tendencia a curvarse. Es recomendable sacar los bulbos cada
verano después de la floración y
dejarlos en un lugar fresco y seco hasta el próximo otoño. Recomiendan no
reutilizarlos cada año sino cada dos años, dejando un año de descanso. Nosotros los hemos dejado en la tierra de un
año para otro en varias ocasiones y la verdad es que se nota, los jacintos salen más
débiles y con menos flores.
¡Los muscaris son unos autenticos avasalladores! Una vez
metes muscaris en tu jardín es casi imposible deshacerse de ellos. También se conocen como nazarenos debido a su color y a la época en la que brotan y florecen (Semana Santa). Aquí, en
Madrid, son autóctonos (se ven con facilidad dando una vuelta por el campo,
aunque son variedades distintas de las ornamentales) y supongo que por eso no
requieren ningún cuidado, ni el más mínimo.
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