Hemos observado que algunos de ellos tienen muy buen
aspecto, con hojas nuevas, verdes y jugosas, aunque hay otros que han perdido
todas sus hojas o la mayoría de ellas y no tienen tan buena pinta. Comprobar que
el esqueje de geranio sigue viviendo
y prosperando es tan fácil como presionar un poco la parte baja del tallo del geranio. Si el tallo se dobla o aplasta
como si estuviera vacio y seco es porque efectivamente el geranio ha muerto (presionar
con moderación o acabaremos matándolo, el geranio
que está seco se dobla al aplicarle una fuerza mínima). Sin embargo, si al
presionar el tallo del geranio
notamos que no se deforma, que es resistente a la presión ejercida, entonces,
por mala pinta que tenga nuestro esqueje
de geranio, ¡está vivo! Tendremos que estar pendiente de él, manteniéndolo alejado
de los vientos fríos, con la suficiente humedad y en una zona bien soleada.
Por otro lado, en algunos esquejes de geranios observamos una pelusilla grisácea y filamentosa,
un hongo. No hay que alarmarse demasiado por ello ya que la solución es muy sencilla; sacar
la maceta y dejarla orientada de tal
forma que los rayos del sol incidan directamente sobre el hongo. En una semana
o dos el hongo habrá desaparecido.
Finalmente, para favorecer el buen desarrollo de los
esquejes de geranio hemos echado un poco de abono en las macetas y vamos a
seguir regándolas regularmente aunque nunca en abundancia para evitar que se
pudran.
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