La Vinca es una planta pequeña, no llega a considerarse un arbusto ya que no levanta más de dos palmos del suelo. Sin embargo se emplea para tapizar extensiones de tierra ya que sus ramas echan raíces al tocar el suelo y tiene la ventaja ornamental de mantener una prolongada floración (en climas suaves incluso en invierno). Nosotros la mantenemos en una maceta debido a que no es demasiado resistente y las heladas invernales podrían acabar con ella. En verano hay que buscarle una localización en semisombra para evitar freírla con la radiación directa del sol y hay que regarla casi a diario pero sin encharcarla. Por lo general hay que intentar regar el suelo y no echarle agua directamente sobre las hojas ni las flores.
Las hojas de la Vinca son pecioladas, lanceoladas, opuestas y de color verde oscuro satinado, lo que les da un aspecto brillante realmente bonito. Las flores pueden ser rosas, azules o blancas normalmente de tonalidad más bien pálida. El cuello de las flores puede ser blanco o de otro color distinto al del resto de la flor.
La reproducción es bastante sencilla por esquejes si se hace en primavera, cuando las temperaturas todavía son frescas la mitad del día y no muy calurosas la otra mitad. En poco mas de un mes y medio ya tendremos una Vinca de un tamaño bastante majo y con flores desde la segunda semana tras la plantación. En este período igual que en invierno y en otoño hay que mantenerlas en una zona más soleada que en verano.
Desde un punto de vista farmacéutico, de la Vinca se extraen ciertos alcaloides con actividad citostática, es decir, que impiden la división celular y por tanto su multiplicación. Por ello estos alcaloides de la Vinca, como la vincristina y la vinblastina, se emplean en quimioterapia antitumoral (el cáncer consiste en la multiplicación descontrolada de células). Específicamente, su mecanismo de acción consiste en la inhibición de la polimerización de la tubulina a microtúbulos. Los microtúbulos son imprescindibles para la migración de los cromosomas a los polos de la célula en proceso de división y sin ellos este proceso se detiene. Como todos los quimioterápicos, los alcaloides de la Vinca también producen citotoxicidad, pues aunque el tumor se "chupa" la mayor parte de la quimioterapia por concentrar un mayor número de células en división, el resto de células del organismo también sufren las consecuencias. La reacción adversa más importante de la vincristina es la neurotoxicidad dosis dependiente. En muchas ocasiones la vincristina se asocia a otros quimioterápicos como el metotrexato, con el que se han producido algunos errores de medicación al confundir las vías de administracción; la vincristina nunca se administra por vía intratecal ya que provoca una parálisis que conduce a la muerte.
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