
Hay una gran variedad de narcisos ornamentales y todos ellos
dan unas flores de color entre blanco y amarillo más o menos intenso. Estos
nuestros son los más típicos y fáciles de encontrar en cualquier vivero y sus
flores son preciosas como podéis apreciar. Los narcisos dan flores solitarias
por lo que conviene plantar varios bulbos en una misma zona y crear así un macizo
de narcisos o una hilera. Es bastante habitual que el tallo se doble un poco
con el peso de la flor y la única forma de evitarlo es poner una guía junto al
tallo y sujetarlo a él.
No son nada exigentes, no necesitan cuidados especiales, ni
riegos abundantes y soportan tanto el
sol como la semisombra sin ningún problema por lo que no hay que dedicar mucho
tiempo a pensar donde ponerlos. Lo único que hay que tener en cuenta es que
duran poco tiempo; en un par de meses han crecido, florecido y marchitado y el
resto del tiempo la zona que ocupan va a estar vacía. Por lo general, las
plantas con bulbos absorben muchos nutrientes del suelo y esto puede hacer
difícil que compartan el terreno con otras plantas, sin embargo el narciso no
suele presentar este problema y coexiste fácilmente con plantas aromáticas,
arbustos, rosales, etc. Además no es necesario sacar los bulbos cada año para
guardarlos fuera de la tierra.

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