El parque del Capricho, situado en la Alameda de Osuna
(distrito de Barajas) es probablemente, el parque más curioso de la capital y
desde luego uno de los más hermosos. Podemos llegar a él en metro bajándonos en
la parada del mismo nombre (línea 5). En los fines de semana de las temporadas de otoño-primavera y verano acoge las "Tardes de Capricho" con actuaciones de teatro, música, danza, etc. Hay que tener en cuenta que tiene aforo limitado.
Este parque, ahora público, fue creado por los duques de
Osuna, principalmente por la duquesa María Josefa Pimentel, considerada una de las mayores
intelectuales de su época y mecenas de artistas variopintos. En este parque los
duques dieron rienda suelta a su imaginación sin seguir modas ni encorsetadas
doctrinas y corrientes artísticas sino mezclándolas, dando como resultado un parque sin igual,
para muchos, algo esquizofrénico y megalómano. Sin ninguna duda el visitante sale
del parque consciente de que éste fue concebido como un auténtico capricho.
Cuando El Capricho pasó a manos del segundo nieto de la
duquesa llegaron los malos momentos para el parque. Su entonces dueño,
derrochador consumado llegó a arruinar a su familia de tal forma que a su
muerte tuvieron que subastar el parque. Los nuevos propietarios, la familia
Baüer, mantuvieron el parque en relativo buen estado aunque vendieron partes
del mismo.
Durante la Guerra Civil, El Capricho pasó a ser Cuartel
General del Ejército dejando de aquella época una serie de búnkers por todo el
parque. Después fue pasando de una inmobiliaria a otra hasta que el
Ayuntamiento de Madrid se hizo cargo del mismo en 1974, aunque no fue restaurado hasta 1999. En 2001 obtuvo el diploma Europa Nostra.
Este parque mezcla con esmero varios estilos paisajísticos entre
los que destaca el parterre francés con sus pequeños arbustos cuidadosamente
podados formando dibujos de disposición simétrica; los bosquecillos y caminos
tortuosos del estilo inglés y los pequeños y discretos rincones arbolados del
jardín italiano en los que descansar en pareja.
Como en todos los jardines de inspiración inglesa, El Capricho presenta un lago con un coqueto puente, en este caso de hierro, y un muelle junto un palacete del que tan sólo se conservan las paredes aunque en su día allí se celebraban bailes y que actualmente destaca por la estatua del jabalí que lo custodia. Cuenta además con un laberinto de laurel y está repleto de olmos, encinas, lilos (flor favorita de la duquesa), árboles del amor y almendros que en primavera llenan el parque de colorido. Es la primavera el momento de mayor esplendor del parque.
Como en todos los jardines de inspiración inglesa, El Capricho presenta un lago con un coqueto puente, en este caso de hierro, y un muelle junto un palacete del que tan sólo se conservan las paredes aunque en su día allí se celebraban bailes y que actualmente destaca por la estatua del jabalí que lo custodia. Cuenta además con un laberinto de laurel y está repleto de olmos, encinas, lilos (flor favorita de la duquesa), árboles del amor y almendros que en primavera llenan el parque de colorido. Es la primavera el momento de mayor esplendor del parque.
En el recorrido nos encontramos con la plaza de los Emperadores
romanos, preciosa también, que fue mandada construir por el primer heredero de
la duquesa en honor a su abuela, antes de que su hermano se hiciera cargo del
mismo descuidándolo hasta el abandono total. Esta plaza, al igual que gran
parte del parque fue encargada al arquitecto Martín López Aguado.