
Las hojas de la Vinca son pecioladas, lanceoladas, opuestas y de color verde oscuro satinado, lo que les da un aspecto brillante realmente bonito. Las flores pueden ser rosas, azules o blancas normalmente de tonalidad más bien pálida. El cuello de las flores puede ser blanco o de otro color distinto al del resto de la flor.
Desde un punto de vista farmacéutico, de la Vinca se extraen ciertos alcaloides con actividad citostática, es decir, que impiden la división celular y por tanto su multiplicación. Por ello estos alcaloides de la Vinca, como la vincristina y la vinblastina, se emplean en quimioterapia antitumoral (el cáncer consiste en la multiplicación descontrolada de células). Específicamente, su mecanismo de acción consiste en la inhibición de la polimerización de la tubulina a microtúbulos. Los microtúbulos son imprescindibles para la migración de los cromosomas a los polos de la célula en proceso de división y sin ellos este proceso se detiene. Como todos los quimioterápicos, los alcaloides de la Vinca también producen citotoxicidad, pues aunque el tumor se "chupa" la mayor parte de la quimioterapia por concentrar un mayor número de células en división, el resto de células del organismo también sufren las consecuencias. La reacción adversa más importante de la vincristina es la neurotoxicidad dosis dependiente. En muchas ocasiones la vincristina se asocia a otros quimioterápicos como el metotrexato, con el que se han producido algunos errores de medicación al confundir las vías de administracción; la vincristina nunca se administra por vía intratecal ya que provoca una parálisis que conduce a la muerte.